Bailo junto a aquel gran abeto.
Sonrío y extiendo los brazos.
Todo es hermoso.
Colores ocre, naranja y amarillo me rodean y acompañan en este baile.
Empiezo a girar sobre mí misma y caigo al suelo.
-Otoño... ¡No te vayas nunca!-
Esas palabras bailaron junto a los latidos descontrolados de mi corazón.
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