miércoles, 26 de noviembre de 2014

Análisis sobre mí misma

El otro día (ayer) me sentía bastante nostálgica. Anhelaba cosas de mi pasado, así que me puse a ver fotos antiguas. Pensé que iba a ser una mala idea, pues los recuerdos azotarían mis memorias de una forma más directa, y eso haría que me sintiera triste "por no tener lo que antes tenía". Pero no, pasó todo lo contrario. Al hacerlo corroboré que, efectivamente... ahora estoy mucho mejor que antes. Psicológicamente hablando, estoy más sana. Si bien es cierto que curada no estoy, he avanzado mucho a lo largo de estos años. Y pude darme cuenta de esto en los selfies que me he ido haciendo con el paso del tiempo. Al verlos  recordé cómo me sentía en esa época determinada de mi vida, en qué estaba pensando y cuales eran mis miedos y preocupaciones por aquel entonces. Pensé que era curioso ver cómo cada foto de una misma persona podía contar historias muy distintas. 
Me dispongo a hacer un análisis de mí misma gracias a las fotos que encontré. Eso hará que me ayuda a comprender más el por qué de cómo soy y de mis sentimientos actuales. Pondré las imágenes en orden, desde la Raquel más pequeña, hasta la que soy actualmente.

Allá va:
Verano del 2011
 Veamos, esta Raquel tenía, si no me equivoco... 15 años. Fijaros en su mirada, es una mirada melancólica. <<¿Sonreir en una foto? no, por favor... mi sonrisa es demasiado fea.>>Tiene muy poca autoestima, por no decir nada. Siempre iba escondida tras su cabello, por eso se lo tiraba hacia delante y dejaba su flequillo tan largo, casi tapándole los ojos. Era una Raquel muy miedosa, siempre mirando hacia abajo y hablando muy flojo. Nunca podía aguantar la mirada con nadie, ni siquiera con su propia madre. Esta Raquel pensaba que no valía nada, y era presa de su soledad. Siempre estaba triste, o al menos siempre buscaba escusas para estarlo. Fue cuando se dio cuenta de que realmente, no tenía a nadie que la entendiera, ni con quien compartir gustos ni aficiones. Pero en vez de intentar cambiarlo, se quedaba encerrada en sí misma. En la oscuridad y en la soledad es donde, extrañamente, más a gusto se encontraba. Era adicta a la tristeza. Esta Raquel buscaba desesperadamente a personas que le comprendieran, que estuvieran ahí siempre. Quería que la comprendieran, a pesar de no comprenderse a sí misma. Era una Raquel difusa, perdida y confundida.

Octubre de 2011
Podríamos denominar ésta la época de la Raquel ilusionada. Había encontrado a esa persona que estaría ahí siempre, cuidando de ella, protegiéndola, enseñándole, creciendo juntos, avanzando juntos, estando juntos siempre y para siempre, en el mundo carnal y espiritual. Él sería suyo, y ella suya para siempre. No solo como amantes, si no como compañeros de viaje. Pensaban en un futuro, un ideal de familia, futuros lugares a los que viajar. Todo un proyecto de vida. Era la época de la Raquel enamorada, ilusionada y feliz. Pero aun así, nunca hacía las cosas por su cuenta, dejaba que los demás las hicieran por ella. Dejó sus problemas a un lado para centrarse en esa persona. Para ella el amor era lo más importante de la vida, y se convirtió en su centro de atención. Todo iba de maravilla. Se habían prometido muchas cosas que parecían cumplirse. Era una ilusa. Una niña inocente cegada por el amor. Pero eso parecía darle igual. Lo único que le importaba era la felicidad de esa otra persona y de sus únicos dos amigos reales que tenía por aquel entonces. Nada más. Ya no estaba sola. Pero todavía seguía tapándose el rostro ante el espejo.


Verano del 2013
Pasó el tiempo. Pero la cosa empeoró. Esta Raquel, presa de su poca autoestima y poco carácter, se dejó moldear por lo que los demás querían que ella fuera. Esta Raquel se odiaba a sí misma, mucho. Pensaba que todos sus comentarios y pensamientos eran ignorantes y no válidos. Pensaba que no podía seguir así... y cambió. Incluso se tintó de rubia para parecer más atractiva. Pero cometió el enorme error de cambiar para los demás, en vez de para ella misma. Empezaron a crecer esas murallas que le impedían ser ella misma. Cualquier pensamiento que considerase "no apto" para agradar a la otra persona, simplemente se lo callaba, lo encerraba y no lo volvía a sacar. Y fue así como empezó a caer en depresiones y ansiedades constantes. En la fotografía se ve claramente esa mirada de "no me comas, por favor. Aléjate" Esta Raquel tenía muchas más barreras que la Raquel de la primera fotografía. Estaba perdida en ella misma, tenía mucho miedo a la soledad Lo único que quería era no ser abandonada. Si eso significaba cambiar de personalidad, eso haría. No podía soportar la idea de tener que valerse por ella misma en la vida. Pensaba que no era capaz de hacerlo.

Verano de 2013
Esta es la Raquel rebelde. Harta de tanto sufrimiento y abandono tras reencuentro, pensó en cambiar. Se dio cuenta de que fue un error hacerse rubia para agradar más a la otra persona. Fue cuando se dio cuenta de que para cambiar su alrededor y las cosas que no le gustaban, antes tenía que cambiar ella misma. Empezó por un cambio radical. Se cortó el pelo por encima de los hombros y se lo tintó muy oscuro. En este periodo se empezó a formar su verdadera personalidad y se dio cuenta de que, se sentía muy bien siendo ella misma sin tener que aparentar nada. Se aprecia muy bien esa mirada decidida y esa sonrisa segura. Estaba dispuesta a comerse el mundo si era necesario. Estaba demasiado enfadada y dolida como para dejarse avasallar una vez tras otra. En ésta época habían altibajos, y mucho mucho dolor... pero parecía que las cosas iban a ir mejor, ahora que sehabía dado cuenta de tantas cosas importantes... en ésta época fue cuando se atrevió a conocer a más personas. Su círculo de amigos seguía siendo muy reducido... pero iba aumentando poco a poco. Pero aun así, sentía esa necesidad de tener a alguien a su lado, sentía que una parte de ella se había ido para siempre.

Enero de 2014
Con el transcurso del tiempo, volvió mi castaño natural a mi pelo. Al igual que mi yo insegura. Volvió mi mirada triste(como se puede ver en la foto) y la sonrisa forzada. Como dije, esa época de rebeldía duró muy poco. Una vez más me encontraba ante un montón de barreras inquebrantables. Volví a caer en la misma piedra... Volví a creer en palabras y promesas falsas. Por la misma persona, volví a caer. Volví a encerrarme en mi misma y en él. Volvían las depresiones, los llantos antes de dormir, la autoestima por los suelos. Llegué a pensar que todo era culpa mía. No quería seguir sufriendo, pero quería seguir sufriendo. Era raro, pero no podía salir de allí. Era mi propia cárcel, pero al mismo tiempo, mi único hogar. Era como una droga. Era como que sin él, no podría seguir caminando. Todo lo que construí... se desmoronó. En ésta época, era consciente de todo. Era consciente de que debía cambiar y hacerme más fuerte, de que debía dar pasos hacia delante. De que, no iba a funcionar seguir intentando algo imposible. De que debía hacerme de valer y vencer mis miedos. Pero, a pesar de ser consciente de todo ésto... estaba encadenada. No podía seguir hacia delante... ni hacia atrás. Estaba atrapada, de nuevo...  en mí misma. Volvieron los días tristes.
Fue una etapa muy dura... se juntaron muchas cosas malas a parte de mis problemas interiores... como la muerte de mi abuela, la muerte de Pikachu(el pájaro que me hizo compañía durante toda la infancia), el malestar de estar estudiando en un lugar que no me gustaba y en el cuan no me sentía para nada agusto, y problemas con "amigos" que resultaron no serlo... al tirarme a la calle como a un juguete viejo y usado. Muchas cosas de mi alrededor cambiaron, al igual que muchas personas desaparecieron de mi vida.Todo eso se juntó y acabé en la desesperación. Era horrible despertarme cada día. Pero tenía que ser fuerte... tenía que cambiar...


Verano del 2014
Esta es la Raquel actual. Os preguntaréis... ¿Por qué otra vez rubia? ¿No dijiste que fuiste rubia por agradar a los demás?, pues sí, así fue... hace dos años. Pero ésta vez ha sido distinta. Era consciente de que necesitaba un nuevo cambio después de la última caída, así que, como siempre... decidí cambiar primero mi peinado. Me lo pedía el cuerpo. Era positivo porque ésta vez, quería cambiar para mí misma. Para gustarme a mí misma, y no al resto. Por eso, volví a cortarme el pelo y me lo tinté. ¿Por qué rubia, y no cualquier otro color del mundo? Pues, porque... ¿Qué hay más brillante que el dorado del sol?. Sí, quería brillar, relucir. Estaba dispuesta a cambiar, de verdad. Me deshice de todo lo que podía recordarme a mis épocas pasadas, oscuras y tristes, y me centré en mi presente. Mi yo actual conoció a muchos nuevos amigos. Gente que se ha convertido en personas muy importantes en mi vida, que me ayudan a querer seguir mejorando día a día. Esta Raquel está rompiendo esas barreras, poco a poco. Una Raquel menos miedosa. Ya no se tapa la cara con el pelo, ya no quiere salir triste ni seria en las fotos. Ha cambiado de mentalidad y está reforzando su verdadera personalidad y su yo interior. Es consciente de que todavía le queda muchísimo que aprender. Y todavía cae muchas veces... todavía es abrumada por la soledad. Todavía tiene días malos en los que solo le apetece quedarse en su cama llorando. Pero, está cambiando. Tiene sus ideas y objetivos claros. Poco a poco está más cerca de alcanzar su meta.

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